jueves, 10 de enero de 2013

TURISTEO



















Vale, lo sé. Todo es relativo y no cuesta tanto ver las dos caras de todo lo que nos rodea, pero nuestro cariño a esta ciudad todavía está por moldear. En el fondo, o no tan en el fondo, no la odiamos tanto como creemos, y sabemos que es pura tontería que no nos convenza. Los llamamos rivales por tener a alguien con quien discutir por "patrias", o tal vez sea simplemente más de eso que nos inculcan y permanecemos ignorantes a ello. Que si algo odiamos son las banderas, las fronteras, que no entendemos porqué han querido pintar líneas en la bola, y marcarlas fuerte, bien fuerte. Tanto, que los futuros astronautas no verán la tierra ni azul ni verde,  solamente apreciarán un enorme huevo más negro que blanco, que las dichas líneas han manchado de tinta, convirtiéndolo en un simple ovillo de lana negra.




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