domingo, 23 de junio de 2013

Cristóbal Balenciaga






Y como siempre, tarde pero aquí seguimos. Esta vez dando a conocer nuestro plan de ayer por la mañana; nuestra escapada a Getaria a judgar a Balenciaga. Antes que nada, decir que vayas a ver lo que vayas, solamente el lugar y la manera en la que está todo expuesto merece la pena y que, por supuesto, si es ropa lo que está inmovilizado entre cristales, mucho más. Culturizándonos en el mundo de los telares, me he quedado con la frase en la que considera la arquitectura y la filosofía esenciales en los patrones y en las medidas del modista, y cuanto más me adentro en este mundo, más complicado me parece. Dado a mis torpezas en escribir sobre moda, me centro en el ejemplo de vocación que este artista puede dar. Deja claro que los orígenes de la persona no pueden con una enorme pasión, que el pasado al que perteneces no tiene porqué encaminar el futuro que te queda y que un amor tan grande, hacia la alta costura en este caso, rompe todas las barreras que se encuentra por el camino hasta florecer. Será que es tarde y que el gris vuelve al cielo, porque hoy también repito la falta de inspiración frente a la pantalla y el poco esfuerzo por parte de las teclas en crear algo presentable. Termino con la conclusión, de que siendo tan artista como otros, deja su obra abierta a todo cuerpo que se la quiera probar, y siguiendo uno de los grandes objetivos del arte, cada curioso debe interpretarla a su manera.